A veces también la noche se ilumina
con un rayo triste que se ve lejano
Y entre destellos de una luna plata
se pierde la vida en recuerdos vanos
Miles de preguntas que nadie responde
olvidar respuestas, sueños y reproches
Es mejor ser ciegos, no mirar atrás
no saber ni cuando, ni como, ni donde.
Y al llegar el alba, fría y sin su luz
caminando a tientas, siguiendo las sombras
Quizá traiga el ocaso sonrisas ansiadas
cerrando los ojos, abriendo puertas
Veo que tu escritura es limpia, deslizante, grata.
ResponderEliminarMe gusta como vas enhebrando las palabras hasta formar un todo armónico....
Gracias mi querido Carlos, es un placer recibir tu visita y además tus halagos.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
A veces el ocaso o el alba se cubren de nubes y no dejan ver su belleza en plenitud. Pero ambas palabras, alba y ocaso,si encierran los sentimientos puros de la poeta que los escribe, como es el caso, no hay nube por negra que sea que las enturbie.
ResponderEliminarTus poemas son claros y transparentes...llenos de luz...
Besos.